'Me explicó que ese era un centro de tratamiento de trastornos de la alimentación, que habían tratado con muchas chicas con estos problemas y sabían bien como manejarse. Que hoy las chicas eran felices y sus vidas no pasaban por la comida, por el cuerpo o por una balanza. Ella estaba convencida de que yo era un caso más. Pero no, no Edith. Te equivocaste. Yo no era un caso más. Yo no soy de las que piense '¿cómo sería mi vida sin todo esto, sin pensar en calorías, ni numeros?' o que se reeplantea porque ya no sonríe o perió a sus amigos. No, yo no era de esas. A mi no me había cambiado la vida la anorexia. No. ¿Cómo era mi vida antes de que la anorexia entrara en mi vida? Simplemente, una mierda. Ya lo leyeron, ya saben. Ni hoy en día me imagino cómo hubiera sido mi vida sin la anorexia. Me daba aunque sea unos segundos de felicidad; una felicidad que no encontraba en ningún lado. Obvio, me lastimaba, pero no más que todo lo demás.'
Capítulo XVIII: REHAB
Capítulo XVIII: REHAB